El otro día me había sentado delante de la televisión, era uno de esos poquísimos momentos en los que decido bajar el ritmo y relajarme con el mando del televisor haciendo zapping. No veo mucha televisión, y no desaprovecho el tiempo, así que incluso durante ese momento, estando delante de la caja tonta, buscaba la manera de convertir ese rato en algo útil.
Me acomodé en el sofá, tomando un descanso de las maquinaciones de mi mente siempre llena de pensamientos y me puse a ver un interesante documental de los Sumerios.
Desde hace unos cuantos años me he dedicado al ámbito del aprendizaje y a enseñar a los estudiantes a cambiar su método, de modo que para mi el estudio es casi como una obsesión.
Volviendo a nosotros, empiezo a sentir cómo el sofá comienza a atraparme con sus cojines azul claro, puedo sentir sus brazos alzarse y empezar a abrazarme mientras que, como por arte de magia, una manta de lana se posa sobre mi y me envuelvo en ella. Estoy a punto de dejarme llevar en los brazos de Morfeo cuando…
Escucho que en el documental empiezan a hablar de la importancia de la escritura diciendo frases como “la escritura es hermosa”, “escribir es hermoso”, “cuánta pasión siento por la palabra escrita”. Es posible que estuviera hablando de un concepto más complejo, pero esto fue lo que entendí mientras dormitaba.
Delante de mis ojos entreabiertos pasaban tablas de signos completamente indescifrables, jeroglíficos mezclados, pero también libros que databan de la Edad Media escritos en un lenguaje muy similar al nuestro, aunque totalmente incomprensible. Esto me hizo recordar los eruditos que a lo largo de los siglos han sacrificado sus vidas para descifrar palabras complejas sin un sentido aparente.
Inmediatamente después me puso a pensar en los estudiantes que se vuelven locos con libros de cientos de páginas llenas de conceptos abstractos que poco distan de parecerse al lenguaje de los sumerios, babilonios, egipcios o cualquier otro. Estamos acostumbrados a encontrar cientos de artículos que hablan de cual es la mejor forma de aprender, cómo estudiar más rápidamente, cómo convertirse en un mago con la lectura rápida, etc. Sin embargo, muy raramente se encuentran artículos que se centren en uno de los aspectos que es una parte fundamental del estudio: la escritura, y al respecto de esto…
Cómo tomar apuntes.
Normalmente cuando vuelves a casa después de una clase universitaria, incluso después de una que te has disfrutado, y de la cual te parece haber entendido algunas cosas, tiras la libreta con los apuntes lo más lejos posible de ti. Después te dejas caer sobre la cama, pones una serie en Netflix y te olvidas completamente de la clase, del profesor, del derecho civil, de la biología y de cualquier otra asignatura que hayas escuchado ese día.
¿Me equivoco?
Es verdad que no para todos es así, en algunos casos cuando termina una clase empieza otra a los pocos minutos, y luego otra y otra, para finalizar a las 18:30 de la tarde con la última clase, que coincidentemente resulta ser la más aburrida y difícil de todas. Pero mientras que para algunos el día termina con esa última clase, para muchos otros las 18:30 representan solo la mitad de la obra. Son muchos los estudiantes que después de las clases tienen que ir a trabajar, ya sea poniendo cafés, sirviendo en las mesas, acomodando ropa o cualquier otra actividad con la cual los jóvenes buscan independizarse de sus padres.
Sea cual sea tu caso, esos apuntes que un día tiraste lejos de ti siguen estando ahí donde los dejaste y seguirán ahí durante semanas e incluso meses y en el momento en que los vuelvas a buscar
No entenderás ni una palabra
de aquello que escribiste.
Anotaciones, apuntes, abreviaciones que en el momento te parecían obvias se habrán transformado en complejos jeroglíficos.
No estoy hablando del hecho que no entiendas tu propia letra, esto es una consecuencia esperadle por haber escrito a toda velocidad mientras el profesor hablaba, estoy hablando del hecho que el concepto que antes te parecía claro se habrá transformado en un borroso recuerdo. En el momento en el cual lo escuchaste pronunciar por el profesor aquella información tenía muchísimo sentido, contextualizado en aquella clase parecía lógico, pero después de 5 semanas todo suena muy diferente.
El caso es que a la tercera vez que te pasa lo mismo…
Decides que no vale la pena ir a clase.
Por qué deberías dedicar 2-4-8 horas en un aula para que al salir no solo no te hayas enterado de nada, sino que además hayas contraído un constipado mental por la cantidad de información escuchada y un esguince en el radio por haber copiado al ritmo de una hormigonera.
Al final de dos horas de clases incomprensibles hubieras podido:
- Dormir: esa placentera experiencia que no haces desde el 2008 cuando todavía no sabías qué era la ansiedad pre examen.
- Trabajar: son años desde que no te coges unas vacaciones decentes. Este año no te disgustaría tener dos sueldos para darte el lujo de disfrutar de una semana en alguna parte.
- Relajarte: dos capítulos de tu serie favorita duran exactamente el mismo tiempo que dura una clase, pero al menos la entiendes y disfrutas viéndola.
- Estudiar: muchísimos estudiantes se saltan las clases para estudiar para los exámenes, lo cual parece una elección sensata si durante las clases no entienden ni una palabra de lo que se explica.
No obstante, lo cierto es que necesitas de mucho más tiempo para estudiar solo en casa que si fueras a clase.
Entonces, ¿cuál es la mejor estrategia?
Te explicamos cómo sacar el máximo partido a las clases
Cuando era pequeño la profesora le decía a mi madre “se ve que le basta con estar atento en clase”. Era cierto, me bastaba con hacer eso, pero creciendo el temario aumentó y se convirtió en cada vez más complejo y como consecuencia estar atento en clase dejó de ser suficiente.
Aunque NO es posible preparar un examen únicamente a base de escuchar en clase, sí es posible ahorrar toneladas de tiempo adoptando la estrategia que estoy a punto de explicarte.
- Lee los apuntes de la clase anterior
Es el primer paso para que tengas una idea de aquello que tienes que hacer. Para entender qué estás haciendo, cómo y por qué lo estás haciendo.
Imagina que en un cierto punto alguien te coge y te suelta en una curva en medio de un circuito de fórmula uno, con los motores a máxima potencia y con una única opción: coger la curva. No parece fácil, no sabes dónde estás, qué está pasando ni cómo debes reaccionar.
Piensa, en cambio, que te hubieran soltado a 500 metros de la curva, de modo que hubieras podido verla un poco antes de cogerla, permitiendo a tu cerebro tener un poco de tiempo para comprender que está en un coche y que tiene que coger la curva. La forma en la que cogerás la curva será totalmente diferente.
El principio es el mismo. Antes de salir de casa, del autobús o directamente antes de ir a clase coge los apuntes de la clase anterior y léelos.
Este sencillo paso, que te lleva solo unos pocos minutos, te da la posibilidad de tener los conceptos más claros sobre lo que te espera ese día.
- No cojas apuntes
Parece absurdo porque hace un momento te he dicho que tienes que mirar los apuntes de la clase anterior. Si no tienes apuntes no puedes hacerlo, pensarás, pero el punto es otro.
Tienes que seguir la clase y capturar aquello que dice el profesor pero sin escribir ni una sola palabra.
A menudo ocurre que el profesor pierde el hilo, empieza a contar cómo de joven conquistó el corazón de su mujer sobre aquella montaña nevada, y cosas por el estilo. Cuando apuntas todo lo que escuchas te puedes encontrar empezando una frase para luego dejarla a medias, haciendo asteriscos y poniendo posits por toda la página, a menos que te interese cuál fue la técnica que usó para robarle el corazón a su mujer y la escribas. Todas esas frases a medias que interrumpen el hilo solo sirven para crearte confusión e impedirte comprender qué has escrito.
Ser una máquina de escribir NO es la solución.
Tienes que sustituir la obsoleta forma de tomar apuntes con…
- Los mapas mentales
Los mapas mentales son el instrumento que te permite escribir solo aquello que es importante del discurso, los conceptos clave, de modo que se despeje el camino de toda la información inservible. Es como cuando usamos una licuadora para hacer zumos, nos quedamos con los nutrientes más importantes de los ingredientes, mientras que las semillas y la piel se han desprendido.
Lo mismo ocurre cuando utilizamos un mapa mental para estudiar, queda sin adornos y sin anécdotas de la juventud, solo el zumo del discurso.
Solo hay un inconveniente, los mapas funcionan al máximo de sus posibilidades si están confeccionados a tu medida. La mayor ventaja de los mapas mentales es la posibilidad de crear asociaciones, que son verdaderamente eficaces si y solo si son TUS asociaciones basadas en TUS conceptos clave y tu memoria.
El punto es siempre el mismo:
No es igual para todos,
tiene que estar hecho a medida.
Cada persona tiene una forma particular de crear asociaciones a través de su experiencia y de las situaciones que ha vivido, que son completamente diferentes de cualquier otra persona, de las mias, de tu abuela y de tu abuelo.
Por esta razón es fundamental que aprendas la técnica de los mapas mentales, cociéndola sobre ti, sobre tu cerebro, que es único en su género.
Siguiendo los 3 pasos que te he descrito anteriormente conseguirás disminuir el tiempo de estudio en casa. Cuando salgas de las clases tendrás más claros los conceptos que se han mencionado en el aula, los habrás entendido y no te encontrarás teniendo que afrontar la difícil tarea de descifrar hoja tras hoja aquello que has escrito.
Imagina un mundo donde coges los apuntes y los entiendes, en los cuales ninguna frase es un secreto para ti, y que con la primera lectura ya pudieras ver cuáles son las partes más importantes de un discurso. Parece casi un sueño, ¿verdad?
Quiero remarcar que, como apunté antes, los mapas mentales funcionan si y solo si están hechos de forma personalizada, a la medida de tu cerebro, modelados sobre tus capacidades.
Puedes empezar a usarlos ahora, los dos artículos que te he mencionado anteriormente son un pequeño manual donde se explica cómo estructurar un buen mapa mental.
Pero si tú, como X, quieres empezar a ahorrar tiempo, obteniendo resultados increíbles, ve a www.cursogenius.es y rellena el formulario con tus datos. Te contestarán lo antes posible para entender exactamente cuáles son tus exigencias y comprender si el Curso Genius es para ti.
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