Estudiar es la peor pesadilla de la mayoría de estudiantes, comparable a la película de terror más terrorífica que hayas visto, y es que más o menos las sensaciones son parecidas: un salto al corazón cuando te das cuenta que tienes un examen inminente para el cual todavía no has estudiado, ganas de cerrar los ojos cuando ves la cantidad de información que tienes que aprenderte en un tiempo record…
Lo bueno es que también de esta pesadilla puedes despertarte y darte cuenta de que existe una realidad donde estudiar no es tan terrible como parecía.
Estudiar se convierte en una pesadilla cuando, por falta de ganas, interés o simplemente por pensar que tienes mucho tiempo, dejas que los días pasen sin enfrentarte con los libros. De hecho, cada vez que pregunto a un estudiante en una universidad cualquiera si le gusta estudiar, suele mirarme con cara un poco rara.
¿A quién podría gustarle estudiar? Es aburrido y te quita tiempo de lo que de verdad te importa.
Confundimos mucho estudiar y aprender, porque mientras creo que a todo el mundo le gusta aprender cosas nuevas, aumentar su cultura personal y convertirse en el experto de un tema, no a todos les gusta pasar por el proceso de adquisición de aprendizaje, o sea, estudiar.
La pesadilla, en realidad, no es aprender y tampoco estudiar, sino la manera en la cual lo haces. Es normal que si estudias leyendo y repitiendo la misma información cientos de veces te parezca que estudiar es tu mayor pesadilla. En cambio, si pudieras estudiar más rápido, sin estrés, sabiendo que con tan solo leer una vez la información ya la podrías tener memorizada y aprendida durante todo el tiempo que quisieras… en ese caso estudiar es mucho más interesante.
Según nos cuentan las estadísticas, el 72% de los estudiantes tienen miedo de la universidad y el 56% abandona los estudios universitarios antes de haberlos terminado.
¿Crees que todos los estudiantes que dejan la universidad es porque se han dado cuenta de que no era lo suyo? Muchos lo hacen por este motivo, empiezan una carrera y descubren que su vocación era otra. Pero muchos más cambian de carrera o la dejan definitivamente solo porque no se ven capaces de superarla.
Eso sí que es una pesadilla: renunciar al trabajo de tus sueños, a tu futuro, porque no sabes cómo enfrentarte con el estudio.
Para despertarte de esta pesadilla tienes que conocer los mitos del estudio.
Conocerlos puede cambiar radicalmente tus resultados y estudiar lo mismo que ahora te lleva tardes enteras en tan solo un par de horas.
Años estudiando de la misma manera te han llevado a creer y que ahora desmitificaremos:
- No es verdad que la única forma de sacar notas altas estudiando unas pocas horas son las chuletas o hacerle la pelota al profesor.
- No es cierto que sea necesario subrayar cada palabra del libro para recordarla mejor.
- No es cierto que repetir dos o tres veces lo que lees (ya sea en voz alta o mentalmente) sea la mejor manera de recordarlo.
- No es cierto que copiar o reescribir páginas y resúmenes de resúmenes sean estrategias efectivas para procesar y organizar los contenidos en la cabeza.
- No es cierto que estudiar todo en el último minuto sea la mejor manera de asegurarte de mantenerte enfocado y recordar las cosas antes del examen.
- No es cierto que haya exámenes imposibles y profesores vengativos (sobre esto, sin embargo, hay quienes juran lo contrario, incluso entre los mejores estudiantes)
- No es verdad que tienes que sentir un nudo en el estómago por la ansiedad y los nervios antes de cada examen.
- No es necesariamente cierto que si tu compañero de clase obtiene mejores notas que tú estudiando la mitad del tiempo, es porque es más inteligente que tú.
- Pero, sobre todo, no es cierto que haya un método de estudio que funcione bien para todos.
- Si hasta ahora el estudio había sido una fuente de estrés es porque todavía no has desarrollado un método de estudio eficaz y has creído ciegamente en varios o en todos estos mitos.
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