¿Qué está haciendo Victor Hugo, el ilustre escritor de los Miserables y de Notre Dame de Paris, totalmente desnudo en su escritorio?
La respuesta a esta extraña pregunta puede servirte para recuperar las ganas de ponerte a estudiar.
Todos hemos vivido ese momento en la mañana cuando estamos calentitos y felices dentro de las mantas sobretodo ahora que hace tanto frío, pero de repente te acuerdas de que tienes que estudiar y toda la energía y la alegría que sentías desaparecen.
Si piensas que esto te pasa solo a ti tienes que saber que también los más aclamados escritores, como Victor Hugo, viven esta sensación. La historia cuenta que cuando Victor Hugo se despertaba se revolvía entre las mantas para alargar el tiempo que permanecía dentro de la cama porque no tenía ganas de ponerse a escribir.
Pero las novelas, al igual que los exámenes, ¡¡no se escriben solos!!
Y justamente porque las novelas no se escriben solas Victor tuvo que buscar una solución para salir de la cama y cumplir con su vocación. La solución que encontró para obligarse a sentarse en su desordenado escritorio y terminar el capítulo que tenía programado para ese día fue un poco particular:
“James, ¿dónde has puesto mi ropa?”
Cada mañana, James, el mayordomo del escritor francés, además de tener que preparar los huevos fritos y abrir las cortinas, tenía la tarea de esconder la ropa de Victor y no devolvérsela hasta que no hubiese acabado de escribir.
Entonces, “¿Victor Hugo escribía estando desnudo?”
Exactamente, ni siquiera llevaba ropa interior. Solo cuando la temperatura bajaba de cero se concedía la posibilidad de ponerse una manta para cubrirse la espalda.
Ahora prueba a leer El Jorobado de Notre Dame o mirar Los Miserables sin imaginar al autor desnudo y arrugado, vestido solo con la imaginación, palabras y tinta.
Esta es la solución que Victor Hugo encontró para vencer la desidia, y ya sea vestido o desnudo, al igual que hizo él, tú también tienes que encontrar la manera de levantarte y ponerte a estudiar porque de lo contrario te encontrarás nuevamente con:
- La confusión mental debida a una avalancha de información que has tenido que estudiar al último momento.
- La incómoda voz de tu consciencia que te repite que al menos esta vez tienes que sobrevivir a los exámenes y sacar una buena nota.
- La culpabilidad por haber suspendido de nuevo y tener que contárselo a tus padres, que esperan lo mejor de ti. ¿Cómo se lo explicarás?
Cuando llega el momento de la verdad no hay un “no tengo ganas” que te haga sentir mejor.
Después haber obtenido unos resultados con los que no te sientes satisfecho es posible que durante un periodo de tiempo intentes automotivarte para estudiar pero lo más probable es que ese estado no dure demasiado y vuelvas al punto de partida, sin ganas de hacer nada y con los exámenes a la vuelta de la esquina.
Si buscas en internet por qué no tienes ganas de estudiar encontrarás respuestas como éstas:
- No te sabes organizar
- Estudias demasiadas horas
- Te distraes fácilmente con el móvil
- No estableces una fecha límite
- No te gusta lo que estudias
No obstante saber esto es útil, no resuelven tu problema
Porque aún cuando decides ponerte a estudiar durante una hora y te organizas el tiempo, sigues teniendo que buscar la fuerza para levantarte del sofá y hacerlo.
Aunque escribieses el plan de estudio más minucioso del mundo, como “ estudio desde las tres a las cuatro, a las cuatro y media hago una pausa para ducharme…” siempre tendrás el mismo problema: encontrar las ganas para estudiar.
¿Te gusta lo que estudias? Puede ser que la respuesta sea no, pero si lo piensas bien, también procrastinas en las actividades que te encanta hacer.
Como has visto no eres el único que pasa por esto, ¿cómo es posible que un escritor no tenga ganas de escribir? Victor Hugo prefería congelarse la espalda en lugar de ponerse a trabajar en su novela.
Entonces, ¿dónde se encuentran las ganas para ponerse a estudiar? ¿Las venden en Amazon?
Te presento la técnica que utilizaba Victor Hugo que te hará ponerte a estudiar en cuanto termines de leer este artículo.
En lugar de esconder la ropa para no salir a la calle, concédete un premio cuando hagas tu trabajo y establece un castigo cuando no lo hagas o lo dejes para más tarde.
Por ejemplo:
- “Si no estudio estos dos capítulos antes del mediodía, no podré comer ningún dulce, tendré que hacer 100 flexiones, no podré mirar la TV por un día entero y tendré que renunciar a las cañas con los amigos”
- “Si termino de estudiar, puedo salir a comprarme esa camiseta que tanto me gustó y mirar tres capítulos de mi serie favorita sin sentirme un miserable”
Si eres de los que no tienen micha paciencia y prefieres pequeños premios durante el día puedes concederte una galleta cada vez que llegas al final de un capítulo.
Este último ejemplo de la galleta tal vez funciona mejor si fueras un perro pero estoy seguro de que has entendido el concepto.
Recuerda que solo tú sabes cuáles son las cosas que te hacen dar un salto y levantarte del sofá para ponerte a estudiar, utilízalas a tu favor para ser un poco severo contigo mismo y para recompensarte con premios motivante para que esta estrategia te funcione.
“¿Será suficiente para que me ponga a estudiar?”
Sin duda será un buen empujón para hacerlo porque es una forma para tratar con el problema, aunque esta técnica no lo soluciona del todo porque el verdadero problema es que no tienes ganas de estudiar ¡ni aunque te pagaran!
Si no resuelves el verdadero motivo por el cual no quieres acercarte ni a un metro de los libros, la técnica nudista de Victor Hugo no será eficaz.
El verdadero motivo por el cual no tienes ganas de estudiar es porque
¡ESTUDIAR ES ABURRIDO!
“¡Por fin alguien lo ha admitido!” estarás pensando
Estudiar es aburrido incluso cuando eres un nerd al estilo Sheldon Cooper de The Big Bang Theory o cuando te estás empeñando para conseguir el trabajo de tus sueños.
No importa si la carrera que has elegido te apasiona, porque la verdad es que algunas de las asignaturas son aburridas por definición.
¿Pero qué es lo que convierte el estudio en un aburrimiento mortal?
Basta pensar en una de todas las veces en las cuales te has sometido a esta tortura:
- La silla es incómoda, la luz de la lámpara de ciega, los libros son infinitos al igual que la explicación de los profesores.
- El reloj con su tic-tac te recuerda que tienes que ponerte las pilas porque los exámenes están a la vuelta de la esquina.
- Las páginas están llenas de largas líneas negras iguales, mientras que tu ansiedad por no poder recordarlo todo para el examen aumenta.
Las miles de informaciones que tienes que recordar te parecen tantas como las estrellas de la galaxia. Imposibles de contar y de recordar.
Entonces subrayas, buscas, dibujas flechas, reescribes, resumes y vuelves a resumir y al final cuando el cerebro te hecha humo llega el momento más aburrido de todos:
¡REPETIR!
Repites hasta el final de tus fuerzas: se lo repites a la pared, a tu madre, a tu abuela, a tu amiga, a ti mismo delante del espejo… Siempre las mismas frases, hasta la última coma. Las palabras se mezclan entre ellas, la vista se te nubla y ni siquiera una bomba de café consigue salvarte del cansancio.
Es así como empiezas a distraerte: mensajes, notificaciones, pajaritos cantando, una mosca que vuela… Y llega la necesaria pausa del snack de 5 minutos. Claro que estos 5 minutos se convierten en horas, días y meses. Hasta que, de nuevo, es demasiado tarde.
“Adiós exámenes, nos veremos el año que viene si encuentro las ganas”
Y gracias a la pereza te has convertido en un poco más pobre, porque repetir las asignaturas no solo te cuesta tiempo sino también una buena parte de tus preciados ahorros.
Pero no todo es dramático porque existe un modo para convertir el estudio en un momento divertido.
Sí, aunque te parezca imposible has leído bien: Di-ver-ti-do!
El motivo por el cual estudiar te aburre es porque el método que estás utilizando es tedioso e improductivo, no puedes esperar que repetir sea algo satisfactorio, aún más cuando después de dos días toda esa repetición no ha servido de nada porque lo has olvidado todo.
Divirtiéndose es como estudian nuestros alumnos del Curso Genius. Es el único método que te permite triplicar y cuadruplicar la velocidad con la que estudias, abatiendo para siempre el aburrimiento por tener que repetir.
El método del Curso Genius es la única vía para tener la seguridad de recordar cualquier información: desde números a conceptos, sin tener que repetir miles de veces la información. Piensa todo lo que podrías hacer con el tiempo que antes dedicabas a repetir inútilmente las páginas del libro.
Cuando utilizas un método de estudio personalizado no tienes que preocuparte más de buscar las ganas de estudiar debajo de las piedras, ni tampoco tienes que posponer los exámenes por no haber estudiado lo suficiente, no tienes que volver a renunciar a tu tiempo libre y sobre todo ¡no tienes que correr el riesgo de contraer una pulmonía por estudiar totalmente desnudo!
Estudiar más y obtener mejores resultados en menos tiempo es posible y es hora de que tú también conozcas cómo puedes conseguirlo.